Cristina Nerín, catedrática de Química Analítica de la Universidad de Zaragoza, dirige a un equipo pionero en investigación en envases activos, el Grupo Universitario de Investigación Analítica (GUIA). Nerín participó en las IV Jornadas de Innovación y Tecnología Alimentaria CTIC-CITA. Su equipo y el CTIC-CITA participan en el proyecto Nectarine que busca mantener fresca y alargar la vida de la fruta cortada y pelada, lista para el consumo.
"Las tendencias en envasado son disminuir el material de envase y conseguir envases más funcionales con nuevos materiales"
"La realidad es que incorporar e introducir nuevos materiales en la industria agroalimentaria no es fácil"
"Todavía hay mucho por hacer en investigación en materiales activos. Es una investigación de largo recorrido"
27/04/11
Cristina Nerín, catedrática de Química Analítica de la Universidad de Zaragoza, dirige a un equipo pionero en investigación en envases activos, el Grupo Universitario de Investigación Analítica (GUIA). Nerín participó en las IV Jornadas de Innovación y Tecnología Alimentaria CTIC-CITA. Su equipo y el CTIC-CITA participan en el proyecto Nectarine que busca mantener fresca y alargar la vida de la fruta cortada y pelada, lista para el consumo.
Las tendencias del consumo buscan productos con texturas y aromas similares al fresco y de fácil manipulación para el consumidor, ¿qué se aporta desde la investigación?
Muchas cosas. Por una parte y desde el punto de vista del envasado, se aportan todas las nuevas tecnologías para proteger el producto, para alargar la vida útil, para conseguir que se pueda comercializar con una vida útil prolongada por productos naturales, con menos conservantes o con la disminución de los conservantes y complementos químicos para la conservación.
¿Hacia dónde vamos en el envasado y conservación de los alimentos?
Hay varias tendencias. La primera es eliminar la cantidad de producto de envase, disminuir el envase que encarece el producto por los temas medioambientales y también añade costes. Luego, por otro, aplicar más tecnologías en los materiales de envase para hacerlo más funcional, incorporar en el envase componentes que ayuden a la percepción del producto, que mantengan y garanticen la capacidad alimentaria y, todo eso, hacerlo a través del envase con los nuevos materiales. Ahí hay todo un mundo.
¿La empresa agroalimentaria muestra interés y preocupación en el desarrollo de nuevos envases y mejores tecnologías de conservación o lo deja en manos de la investigación?
Afortunadamente, la industria se va abriendo a la investigación. Cierto es que a veces es más el deseo nominal de incorporar nuevos productos que luego la realidad. La realidad es que incorporar e introducir nuevos materiales en la industria agroalimentaria no es fácil por varias razones como el miedo a la respuesta del consumidor, porque no se ha hecho una campaña de educación del consumidor necesaria o porque, en algunos casos y dependiendo de la tecnología de envasado, se necesitan inversiones. Por eso no siempre es fácil, a pesar de que se demuestren las ventajas.
¿Qué aportan los compuestos activos en el envasado de alimentos?
Se aporta protección ante la oxidación. Podemos incorporar antioxidantes de manera que se inhiba, retrase o detenga el proceso oxidativo natural. Podemos inhibir microorganismos y evitar que proliferen, por ejemplo, las bacterias, patógenos, hongos, etcétera.
Además se pueden incorporar aromas específicos o, al revés, podemos retirar componentes. Podemos, por ejemplo, retirar etileno y conseguir que dure más la fruta al limitar el elemento que causa la sobre maduración de la fruta. Si ponemos algo en el envase que atrape el etileno y que lo quite de esa atmósfera circundante al fruto, obviamente hemos prolongado la vida del producto.
Y, para tranquilidad de los consumidores que priman lo más natural, el compuesto está en el envase y no en el alimento.
Claro. El envase está para proteger y efectivamente protege. Lo que pasa es que aquí protege más porque lo hace activamente. Lo que hacemos con el envase activo es incorporar en el material de envase sustancias protectoras para el alimento, sin que entren en contacto con éste.
¿Qué tipo de compuestos activos se emplean?
Nosotros estamos trabajando con compuestos naturales que están autorizados como aditivos alimentarios. Es decir, que pueden ser un ingredientes.
Los materiales activos no son una solución universal para todos los alimentos, cada alimento requiere su optimización, sus materiales, sus agentes activos porque queremos combatir o lograr distintas cosas. La interacción con el alimento, con el producto envasado es diferente si se quiere proteger o si nos interesa dar un poco de aroma del mismo alimento para que una vez abierto el envase y vuelto a cerrar conserve siempre el aroma como recién hecho, por ejemplo en productos de bollería y panadería.
¿Afecta la legislación al desarrollo de la investigación en materiales activos?
A la investigación, no. Pero, la implantación en Europa se ha retrasado bastante por problemas de legislación. Ahora ya tenemos legislación para materiales activos inteligentes. Hay una legislación que está pendiente del estudio y de la publicación de la lista de componentes que se podrían usar como agentes activos incorporados a los materiales. El plazo para solicitudes se cerró en febrero y estamos pendientes de que EFSA haga la evaluación y establezca la lista de componentes.
El proyecto Nectarine, en el que participa CTIC-CITA, cuenta también con su experiencia, ¿en qué consiste esta aportación?
El proyecto pretende desarrollar un envase para comercializar la nectarina cortada, cortada y pelada en producto de IV gama, y además sin añadirle ningún conservante ni procesamiento adicional. Esto significa que estamos trabajando en el material de envase para conseguir que el producto dure para un periodo de comercialización que, a lo mejor, pueda ser quince días. Se trata de quince días en fresco sin ningún problema ni microbiológico ni oxidativo. Para ello, estamos tratando de incorporar conservantes naturales en el material de envase.
El equipo que dirige en la Universidad de Zaragoza es pioneros en materiales, ¿qué logros destacaría?
Llevamos más de diez años trabajando y tenemos materiales activos en el mercado como un envase antioxidante y un envase antimicrobiano y antifúngico. Lo que pasa es que ésta es una investigación de largo recorrido, que tiene todavía mucho por hacer y mucho camino por recorrer.
Lo cierto es que estamos siendo muy activos y esto ha sido posible porque hemos ido de la mano de las empresas. Tiene que ser un desarrollo conjunto. Una empresa es difícil que llegue a poner sola un producto en el mercado que sea resultado de una investigación porque no es su papel. Y un grupo de investigación aislado en la universidad es difícil que llegue a poner en el mercado un producto porque necesita necesariamente a la industria para hacerlo.
En este sentido, ¿qué papel tienen los centros tecnológicos?
Creo que el centro tecnológico ejerce un papel intermedio que es importante porque, por una parte da soporte a la empresa, por ejemplo con líneas o pruebas piloto que la empresa no puede hacer y que, a lo mejor, en la universidad no tenemos los medios para hacerlo. El centro tecnológico hace de aglutinante y da el soporte que es necesario. Están haciendo un papel interesante.