Ramón Catalá, experto en envases activos

28/10/10

"Cada material activo y cada envase debe ser diseñado para cada producto concreto"

Ramón Catalá es experto en envases activos. En esta entrevista explica la importancia de esta tecnología emergente para alargar la vida útil de los alimentos y cómo los beneficios que supone la conservación compensa los costes tanto para el productor como para el consumidor. 

"El envase activo forma parte del sistema de conservación del alimento para alargar la vida útil y mejorar su calidad?

 

 

Ramón Catalá y los "trajes a medida" para alimentos

Ramón Catalá, en su intervención en CESIA 2010 en Riojaforum

Envase inteligente o envase activo, ¿Es lo mismo?

En lenguaje coloquial entendemos que es lo mismo, pero no es así. En inglés tienen una palabra que incluye ambos conceptos, ?smart packaging?, que introduce tanto el concepto ?intelligence? como ?active?. Envase activo es un envase que hace una gestión, es un envase al que deliberadamente le añadimos un componente que permita quitar o introducir elementos a un alimento, es decir, hace una acción. El envase inteligente, por el contrario, solamente informa. Por ejemplo, un simple código de barras es un envase inteligente porque nos da una información. El envase inteligente nos dice qué lleva un envase o en qué estado está, pero no interviene en la conservación de lo que contiene. El envase activo sí interviene en la conservación.

¿Cuál es la situación actual de la tecnología del envase activo?

Su presente es una realidad, el envase activo ya es una alternativa tecnológica para la conservación de alimentos. Si nos remontamos a la historia no es una tecnología novedosa porque los antiguos indios americanos ya hacían conservación con el recubrimiento con hojas de maíz. Ahora es cuando está encontrando una importancia capital.

El envase activo se ha ido introduciendo a través de Japón, Australia, Estados Unidos... en Europa no se ha introducido hasta fechas recientes porque la legislación no lo permitía y ha sido muy restrictiva hasta el pasado año en que se aprobó una directiva que permite su aplicación. Se ha estado investigando, pero su introducción tecnológica ha sido reciente. Ya hay muchos envases activos en el mercado, muchas tecnologías en el mercado. Por ejemplo, las bandejas de productos cárnicos llevan en la parte inferior una almohadilla que recoge los exudados de la carne y los absorbe para evitar la contaminación microbiana. Ese absorbente es un envase activo. También habrá visto que en muchos productos vegetales se forman gotitas de vaho y en otros no ocurre porque llevan un tratamiento activo para evitarlo.

¿Está todo hecho en el mundo del envasado con el envase activo?

Queda mucho por investigar. Hay muchas cosas en mercado, pero muchas presentaciones en envases activos son productos comerciales sin ninguna base científica porque está de moda. Hace falta todavía mucho conocimiento sobre los mecanismos, por qué se produce y cómo se produce la actividad, cuáles son los efectos secundarios... todavía estamos lejos de dominar todo y aparte que habría tantos materiales como productos. El material activo debe ser diseñado para cada producto concreto y cada envase debe ser diseñado para cada producto concreto. No es lo mismo aplicar un antimicrobiano para microorganismos alterantes que para los patógenos, por ejemplo.

¿El envase no es, por tanto, un simple recipiente para presentar el producto?

El envase es un complemento del alimento y es fundamental en una sociedad como la actual que consume productos envasados. Una sociedad que solo consumiese productos naturales no necesitaría envases y yo no investigaría. Hasta los productos naturales llegan envasados, incluso la lechuga fresca la recibimos envasada porque la gran superficie la prepara para que dure un día o dos más. El envase no puede ser un mero contendor. No puede ser una cajita en que se vende para que haga bonito. El envase es parte del sistema de conservación, sobre todo cuando hablamos del envase activo, para mejorar la calidad, para mejorar la seguridad, para alargar la vida útil, para que el producto llegue al consumidor y lo pueda tener un tiempo, sin que tenga que ir a comprar todos los días lechuga. En un proyecto europeo en el que participamos varios países estamos tratando de alargar la vida útil de la lechuga de 6 a 12 días y esto ahorra mucho dinero.

¿Cuál es el futuro en envases activos? ¿Hacia dónde va la investigación?

Las tecnologías emergentes se irán introduciendo, pero no se va a cambiar de la noche a la mañana y tampoco van a desaparecer totalmente las tecnologías convencionales. Las tendencias van hacia la sustitución de productos sintéticos por naturales. Los polímeros llegarán a un 20-25% en los próximos años, pero no siempre se sustituirán ventajosamente los sintéticos. Haremos un mayor esfuerzo aprovechando residuos de vegetales, del mar, de animales.

Otra tendencia es ir hacía sustancias antioxidantes, las sustancias activas procedentes de productos naturales. Sin caer en el error de que todo lo natural es bueno. Vamos a la sustitución de los polímeros sintéticos o, uso de sintéticos, pero renovables.

Se tiende a la utilización de fuentes renovables tanto para materiales activos como en los soportes de envases.

Todo ello necesita cubrir la necesidad de tecnologías de aplicación. Puede parecer que meter un agente activo en un polímero es fácil, pero es complicadísimo y, por tanto, es necesario desarrollar tecnologías.

También hay que lograr un conocimiento básico de las interacciones y de los residuos que se generen, porque pueden llevar una cierta toxicidad que altere las condiciones sanitarias del producto final, y luego está el conocimiento de la genética, el conocimiento del equilibrio para la utilización del material y, por tanto, el diseño óptimo de un envase con el mejor material posible y con la mayor calidad posible. Estas son las líneas básicas de futuro en las que se está trabajando.

Relación coste-beneficio

¿Qué beneficio aporta este tipo de envases al consumidor?

Mejora la calidad y la seguridad. Por ejemplo, la bandeja de carne que hemos comentado. El exudado de la carne aparte de presentar un aspecto desagradable, es un caldo de cultivo de microorganismo y, entonces, si pongo ahí un antimicrobiano estoy evitando un problema y asegurando más vida útil y calidad. Este sería un ejemplo, dónde realmente se está investigando mucho y hay mucho por hacer y ya empieza a haber productos en el mercado que contienen en su envase antioxidantes para la eliminación de oxígeno, por ejemplo en cervezas y bebidas refrescantes; para la eliminación de los radicales libres que oxidan las grasas en carne, en jamon york, el jamón, el pescado...

Empieza a ser una realidad y ya hay muchos antimicrobianos que en lugar de aplicarse directamente en el alimento, que es lo usual, aplican la técnica de envase activo que consiste en introducir el antimicrobiano en el envase y es el envase el que lo va soltando en función de lo que necesite el alimento, lo que permite alargar la vida útil y alargar la calidad. El envase activo no es un simple envase, sino que es una tecnología emergente como pueden ser las altas presiones o el tratamiento térmico o tratamiento por impulsos eléctricos.

¿Qué le ofrece esta tecnología a sectores concretos, por ejemplo, la fruta?

Le puede ofrecer evitar la contaminación microbiana y evitar también riesgo. La fruta acaba con formación de moho y podredumbre, eso lo podemos retrasar. En producto fresco y en IV gama es donde más estamos trabajando porque la problemática de conservación es mayor.

¿El envase activo incrementa el coste del producto?

Vamos a aumentar el coste por el envase. Hay que considerar la relación coste-beneficio, indudablemente la industria gana si el consumidor está dispuesto a pagar, pero hay un beneficio en la prolongación de la vida del alimento y la calidad. Creo que el consumidor está dispuesto a pagar un poco más por un producto de calidad, pero no en cualquier producto de gran consumo. Si trabajamos fuera de casa, ¿no estamos dispuestos a pagar un poco más por tener la ensalada preparada? El coste-beneficio justifica la utilización de estos envases activos, en otros no. Están justificados especialmente en productos con valor añadido como las comidas preparadas rápidas, un producto de calidad... pero hoy por hoy el envase va a encarecer el producto. En realidad, ya lo encarece.

¿Cómo le explicaría al empresario y al consumidor que el precio está compensado por otras ventajas?

No hay que pensar en el precio directo. El empresario no debe pensar en el precio directo, sino tener en cuenta también los retornos: no hay que preocuparse por retirar el producto, ni de rechazos o de que se ponga en duda la calidad de la marca. Eso le compensa el coste. Al consumidor, le permite tener un producto seguro, más días en la nevera y no preocuparse en ir a comprar todos los días. Esto es muy importante para los que trabajamos fuera de casa.
 

Perfil

Ramón Catalá es doctor en Ciencias Químicas, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos de Valencia y Profesor de la Universidad Politécnica de Valencia. Fue uno de los ponentes del CESIA 2010, que, organizado por CTIC-CITA, tuvo lugar en La Rioja entre el 6 y 8 de octubre de 2010.